Darás clases, hablarás en español -te mirarán como si hablaras chino-, harás juegos en español con alumnos franceses, aprenderás francés, vivirás huelgas (de educación, de transportes..), pondrás notas, tendrás vacaciones cada cinco semanas. También te sentirás un poco más viejo: estarás en la sala de profesores como si nada, hablarás con ellos, te reirás incluso... eso que antes siempre fue terreno enemigo se convertirá en tu zona de descanso.
También hablarás de toros y de sevillanas y olés, aunque seas de los que no quieren, de los que se resisten... es un tema que llega tarde o temprano, estáte preparado (aquí he aprendido la diferencia entre corrida y novillada, eso en una de las primeras clases). Te reirás con los alumnos y también te pondrán de los nervios a veces. Te dirán cosas como "antes el boxeador tenía orejas y ahora no tiene orejas" queriendo decir que tenía "ojeras". Serás consciente de lo complicadísimo que resulta pronunciar palabras con "zanja", lo gutural de la jota y lo vibrante de la erre.
En definitiva, vas a hacer muchas cosas. Vas a disfrutar de un año de enseñanza de español como lengua extranjera... aprovecha al máximo, se pasa volando.